Hablar de la importancia de la calidad del agua es hablar también de las implicaciones para el desarrollo del cuerpo humano y la salud. Cuando se encuentra contaminada, las consecuencias de beberla pueden tener un impacto significante, sobre todo en el desarrollo de los niños. Ciertos contaminantes como el arsénico se han vuelto cada vez más presentes en el agua y representan una amenaza particular para el bienestar.
Los niños se encuentran en una etapa crítica de crecimiento y desarrollo, y su vulnerabilidad a la calidad del agua es mayor que la de los adultos. Esto se debe a varias razones: Durante la infancia y la adolescencia, el cuerpo está en constante cambio y fortalecimiento, por lo tanto, el sistema inmunológico tampoco se ha desarrollado por completo lo que se traduce en que no se puedan defender de la manera más óptima ante enfermedades y microorganismos dañinos.
Por otro lado, los niños necesitan una variedad de nutrientes y minerales esenciales para desarrollar sus cuerpos y mentes de manera adecuada. El desarrollo de las capacidades cognitivas en esta edad, resulta fundamental para que los niños puedan alcanzar su máximo potencial escolar y posteriormente, en la etapa adulta, laboral.
Según la Organización de las Naciones Unidas, cuando los niños consumen agua de mala calidad, que contiene contaminantes o carece de minerales esenciales, se enfrentan a un riesgo significativo. La falta de minerales como el calcio, el magnesio, y el fósforo en el agua puede afectar negativamente el desarrollo óseo y dental de los niños. Además, la presencia de contaminantes como el arsénico, puede tener efectos adversos en su salud en general, incluido su desarrollo intelectual.
Uno de los contaminantes más preocupantes en el agua potable es el arsénico. El arsénico es un elemento químico de origen natural que se encuentra en la corteza terrestre y puede disolverse en el agua. Cuando los niveles de arsénico en el agua superan ciertos umbrales, se convierte en una seria amenaza para la salud. A medida que el agua fluye a través de ciertas formaciones rocosas, puede disolver el arsénico y llevarlo a los acuíferos subterráneos, ríos y arroyos que se utilizan como fuentes de agua potable.
El arsénico es altamente tóxico para los seres humanos y puede tener graves consecuencias al consumirlo. De acuerdo con la Autoridad de Salud de Oregon en Estados Unidos (OHA por sus siglas en inglés), los efectos del arsénico en la salud incluyen engrosamiento y decoloración en la piel, dolor estomacal (incluyendo náuseas, vómito, y diarrea), incluso diabetes en algunos casos, así como trastornos en el sistema reproductor, nervioso, cardiaco, y respiratorio. También se han visto casos en los que puede generar cáncer en los pulmones, la piel, el hígado, los riñones o la próstata.
Según un estudio realizado por expertos de la Universidad de Columbia en Estados Unidos, se ha determinado que la ingesta de agua contaminada con arsénico, incluso en concentraciones mínimas, puede tener un impacto negativo en el desarrollo intelectual de los niños.
Si bien el arsénico es un contaminante especialmente preocupante, no es el único que puede afectar negativamente la calidad del agua potable y por consecuencia el desarrollo neurológico de los niños. Según el Consejo para la Defensa de Recursos Naturales en Estados Unidos (NRDC por sus siglas en inglés), otros contaminantes como los productos químicos industriales, los metales pesados, y algunos virus y bacterias, también pueden estar presentes en el agua y representar una amenaza para la salud de los niños.
Los niños son particularmente vulnerables a estos contaminantes debido a su sistema inmunológico en desarrollo y su menor capacidad para eliminar toxinas del cuerpo. La exposición a largo plazo a estos contaminantes puede tener efectos perjudiciales en su desarrollo físico y cognitivo.
Para garantizar que los niños tengan acceso a agua de calidad que no comprometa su desarrollo intelectual ni su salud en general, es fundamental tomar medidas concretas. Si bien algunas de ellas dependen de una mejor infraestructura a gran escala, también hay medidas que se pueden implementar en casa para evitar consumir agua contaminada.
Una medida esencial para asegurar agua de calidad es el uso de purificadores de agua en el hogar. Estos dispositivos eliminan una amplia gama de contaminantes, y virus y bacterias, garantizando que el agua que llega a las familias sea segura para su consumo. Los purificadores de agua son especialmente necesarios en áreas donde la infraestructura de agua pública es deficiente o donde el suministro de agua subterránea está contaminado.
2.Mejorar la infraestructura de agua
Mejorar la infraestructura de agua implica la actualización y modernización de los sistemas de tratamiento de agua potable y saneamiento. Las tecnologías avanzadas de filtración y purificación desempeñan un papel crucial en este proceso, permitiendo la eliminación efectiva de contaminantes como el arsénico.
3.Apoyo a la investigación y desarrollo de tecnologías
Unido al punto anterior, el avance en la investigación y desarrollo de tecnologías de tratamiento de agua es fundamental para abordar los desafíos relacionados con la calidad del agua. Esto implica la búsqueda constante de métodos innovadores que puedan eliminar contaminantes de manera efectiva y sostenible.
4.Monitorear y regular la calidad del agua
El monitoreo y la regulación constantes de la calidad del agua son aspectos críticos para garantizar que el agua potable cumpla con los estándares de seguridad, sobre todo en México. Las agencias gubernamentales y las organizaciones de salud deben establecer normas estrictas y llevar a cabo un seguimiento riguroso para asegurarse de que se cumplan. Esto incluye la realización de pruebas periódicas para detectar contaminantes y la implementación de sanciones para quienes no cumplan con los estándares de calidad.
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En conclusión, la calidad del agua que los niños consumen desempeña un papel fundamental en su desarrollo intelectual y salud en general. La presencia de contaminantes como el arsénico en el agua potable representa una amenaza significativa para su bienestar. Para proteger a los niños de los efectos perjudiciales de la mala calidad del agua, es imperativo tomar medidas para eliminar los contaminantes, mejorar la infraestructura de agua y promover prácticas seguras de consumo de agua. El acceso a agua limpia y segura es esencial para asegurar un futuro saludable y próspero para las generaciones venideras.
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