En condiciones habituales, el cuerpo humano adulto requiere entre dos y dos y medio litros de agua diarios para mantenerse adecuadamente hidratado. Sin embargo, es importante notar que tomar agua ayuda a la producción de leche materna, así como a tener un embarazo saludable. Durante el embarazo—sobre todo pasando el primer trimestre—se recomienda beber entre dos y medio y tres litros de agua diariamente—de acuerdo con el IIAS (Instituto de Investigación Agua y Salud de España)—, y por lo menos tres litros durante la lactancia.
Siempre es importante hacer referencia a la importancia del aproximado en las recomendaciones sobre las cantidades de agua. Si se realiza alguna actividad física durante el embarazo se requerirá beber un poco más de agua, igualmente dependiendo de la estación en la que se encuentre y en la complexión del cuerpo de la mujer. Durante el verano o en días calurosos, se deberá beber un poco más de agua. Idealmente se recomienda beber agua durante todo el día y no esperar a tener sed. La sed es un indicador de deshidratación, por lo que se debe procurar no llegar al punto de sentirla o de tener la boca seca.
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Es importante para hombres y mujeres crear hábitos saludables de hidratación con los que se pueda mantener el cuerpo en óptimo funcionamiento. El agua es crucial para todas las funciones del cuerpo, por lo que se debe consumir de forma continua para evitar deshidratación. En el caso de las mujeres embarazadas, se requiere un poco más de agua, no solamente para el crecimiento de un bebé saludable, sino también para la formación del líquido amniótico y optimizar las funciones que realiza el cuerpo de la madre, de forma que la mantengan fuerte, sana, y lista para los cambios que el embarazo conlleva.
Algunos beneficios de tomar agua es que esta es principalmente purificadora, por lo que ayuda a eliminar toxinas, llevando sangre más limpia al bebé, así como el exceso de sodio, evitando infecciones urinarias. Durante esta etapa, también es muy común retener líquidos, resultando en tobillos o pies hinchados. De acuerdo con el IIAS, beber agua facilita su eliminación.
Los principales síntomas de deshidratación durante el embarazo incluyen principalmente la boca seca, fatiga, mareos, fallos en la memoria, y cambios de ánimo. Es muy común tener cambios de ánimo durante el embarazo sobre todo por la ansiedad que puede causar, por lo que es importante cuidar la correcta hidratación.
De acuerdo con el INP (Instituto Nacional de Pediatría), la producción de leche materna depende del nivel de hidratación de la madre, sobre todo en las mujeres que tienen gemelos. Se considera beber agua de forma proporcional a las pérdidas, por lo que también dependerá de la cantidad de leche materna producida. Mientras más beba el bebé, más se producirá, por lo que se requerirá más agua.
Es importante diferenciar entre beber agua para producir más leche y sustituir el agua que se pierde. Existe un mito que dice que se producirá más leche si se bebe más agua. No hay ningún estudio que respalde este dicho. Cada bebé es diferente y beberá la cantidad de leche que requiera, mientras que la madre producirá más mientras más beba, pero beber más agua no aumentará la cantidad de leche que se produce. Lo que sí es importante, es beber agua según la leche que se produzca para evitar la deshidratación en la madre y mantener la calidad de la leche para asegurarse de brindar todos los beneficios que tiene para el bebé.
La deshidratación en esta etapa puede tener consecuencias y efectos negativos. Sobre todo si se llega a una deshidratación moderada o severa, la composición de la leche puede cambiar, así como el contenido nutricional. También se producirá mayor cansancio al que puede darse naturalmente por la etapa en la que se encuentra el bebé y las necesidades que tiene, además de cambios de ánimo y aumento de ansiedad.
Según el INP, la deshidratación durante la lactancia es principalmente debido al aumento de los niveles de hormonas como la oxitocina y la vasopresina (la hormona antidiurética). Aun así, puede ser por las mismas causas de deshidratación que no tienen que ver con el embarazo, como son el aumento en la temperatura ambiental, intoxicación por alimentos, aumento en la actividad física, o no beber suficiente agua.
Sobre si tomar agua ayuda a la producción de leche materna se puede ver que, aunque no aumenta la producción, definitivamente ayuda a mantener su calidad. La mejor forma de prevenir la deshidratación durante el embarazo y la lactancia es creando hábitos de hidratación.
Los hábitos de hidratación se pueden crear desde antes del embarazo, ya que tiene muchos beneficios mantenerse hidratado, como mejor digestión y concentración. La forma más fácil de hacerlo es crear el hábito de beber agua durante todo el día para no llegar a sentir sed.
Con cualquiera de los planes de bebbia se podrá tener agua pura a la mano, directo en el fregadero de la cocina. De esta forma se puede comenzar a tener hábitos de hidratación que ayuden a un embarazo sano y se mantengan durante la lactancia y aún después, para optimizar todas las funciones del cuerpo. No hay mejor forma de celebrar este día tan especial que comenzando a crear hábitos saludables que beneficien a toda la familia.
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