El agua tiene las características básicas de no tener color, olor, o sabor. Al menos idealmente así debe ser, sobre todo si es utilizada para consumo humano. El agua es el elemento más importante para la supervivencia y salud del ser humano, por lo que es crucial beber agua en su estado más puro. El agua que llega a casa pasa por diferentes procesos y filtraciones, incluyendo filtros naturales y artificiales (hechos por el ser humano).
Gracias a estos procesos, el agua puede ser muy diferente según la zona en donde se encuentre. Sobre todo, al encontrarse en grandes ciudades, el agua ha tenido un viaje muy largo al llegar a casa. Ríos, lagos, presas, y en el subsuelo por mantos acuíferos, el comienzo del viaje del agua hasta casa puede ser muy variado y encontrarse en suelos muy diversos.
Según la composición del suelo, los filtros naturales, y el tratamiento que se le dé para convertirse en agua potable, el agua cuenta con diversas sustancias, iones de sales y minerales disueltos en diferentes composiciones, concentraciones, y porcentajes. Al exceder cierta cantidad de concentración de iones de calcio y magnesio—formalmente expresados en miligramos de carbonatos de calcio y carbonatos de magnesio sobre cada litro como CaCO3/L–se le considera agua dura.
En este sentido, el agua dura es simplemente agua con una alta concentración de calcio y magnesio. Esta agua no se considera un peligro para la salud humana ya que estas sustancias igualmente requiere consumirlas el cuerpo y lo hace por medio de ciertos alimentos. En un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se concluyó que el agua dura no tiene afectaciones a la salud humana. Para que el agua dura hiciera daño a un humano tendría que tomar más de veinte litros diarios, lo que resulta casi imposible.
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El agua es dura a un nivel microscópico, por lo que sus características no siempre son visibles en el momento o a corto plazo. Aun así, hay algunas singularidades con las cuales se puede determinar si el agua que llega a casa es dura.
1. Sabor particular
El sabor es una de las principales características del agua dura. A simple vista parece agua natural, pero al probarla se distingue una ligera carga de sales. Aunque no es un sabor salado como el agua de mar, se siente un sabor metálico, o más pesado que el agua natural y puede parecer desagradable.
2. Afectaciones al cocinar
Debido a la carga de calcio y magnesio que tiene el agua dura, se pueden notar ciertas diferencias al cocinar, sobre todo al hornear. En la cocina, el agua puede tardar más en llegar a su punto de ebullición. Al hervir verduras o arroz también se puede tener un efecto inesperado. Por su parte, las verduras pueden perder su color y textura, a veces ciertos nutrientes. Al hervir arroz, también puede ser un poco más difícil de ablandar.
De igual manera, dónde más puede afectar el agua dura es al hornear. Esta parte de la cocina depende mucho de la química, por lo que las recetas se siguen al pie de la letra, cada ingrediente tendiendo una tarea en particular. El agua dura puede cambiar las composiciones de ciertos ingredientes, endureciendo el gluten o retrasando el proceso de fermentación en la levadura o harinas, obteniendo una masa más viscosa y adherente.
3. Daños en las tuberías y electrodomésticos
El exceso de sales en el agua dura afecta a las tuberías y electrodomésticos. Ciertas tuberías pueden disminuir el flujo o incluso taparse por la cantidad de sustancias que se van pegando poco a poco. Esta situación requiere un mantenimiento de tuberías con mayor frecuencia.
Igualmente, ciertos electrodomésticos como la lavadora, cafetera, lava platos, licuadora, o cualquiera que pueda utilizar agua, son afectados por el agua dura. Cada uno de ellos puede oxidarse más rápidamente, o dejar de funcionar por el sarro que el agua dura genera. El agua dura no disuelve correctamente el jabón, por lo que no siempre se pueden lavar adecuadamente.
La forma de eliminar la dureza del agua es mediante la eliminación o el intercambio de iones. Aunque puede hacerse hirviendo agua, se requieren más de diez minutos de hervor, lo cual puede reducir la cantidad de agua hasta la mitad y posteriormente habría que filtrarla. El proceso de ablandamiento del agua para beber o utilizar en la cocina se puede realizar de forma muy fácil con el purificador de ósmosis inversa de bebbia.
Este purificador cuenta con cinco etapas de purificación que incluyen tres cartuchos de carbón activado, un cartucho de polipropileno, y una membrana de ósmosis inversa. Los cartuchos de carbón activado eliminan impurezas en el agua, además de mejorar el color, olor, y sabor del agua, ayudando a quitar el sabor característico del agua dura. El cartucho de polipropileno retiene sedimentos en el agua, insectos y óxidos de la tubería.
El proceso de osmosis inversa es uno de los más utilizados para eliminar el agua dura. Esta membrana en el purificador de bebbia remueve la concentración de sales en el agua, por lo que ya no se tendrá sarro en electrodomésticos ni afectará la cocina o el horneado. Se instala bajo la tarja de la cocina, brindando agua pura de forma cómoda y segura al alcance de la mano.
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